Comentario
En los siglos IV y V d. C. la civilización de la India Antigua alcanza su cenit. La formación intelectual y científica de sus gobernantes, los múltiples focos de irradiación cultural, el purismo volumétrico y la contención expresiva de las formas artísticas, la libertad religiosa, la solvencia económica de un estable comercio terrestre y marítimo... se conjugan para obrar el milagro de dos siglos de paz y esplendor.
"En el año 300 d. C. un personaje oriundo del Ganges, hasta entonces indocumentado, que se autodenomina Chandragupta (a semejanza del primer emperador indio), reúne y dirige los ejércitos indios victoriosos contra los antiguos invasores Kushana. En el año 320 d. C. instaura su dinastía imperial con las dos últimas sílabas de su nombre, Gupta, y unifica los reinos de Magadha (Ganges) y Gandhara (Indo). Sus descendientes, sagaces políticos, liberales y permisivos, fueron a veces brillantes artistas y siempre mecenas culturales, por lo que todas las cortes provinciales imitaron su estilo de vida y de gobierno".
Los reinos florecientes pertenecen a Samudragupta (335-375), Chandragupta II (375-415), Kumaragupta (415-445) y Skandagupta (445-476). La segunda mitad del siglo V está ensombrecida por la invasión de los hunos heftalitas, que impedirán el acceso a la Ruta de la Seda y forzarán a los príncipes Gupta a refugiarse en las cortes meridionales hasta su total extinción.
Después de la invasión de los bárbaros, viene la desmembración política, el caos del orden social, la cultura recluida en centros religiosos: son los siglos VI, VII y VIII del medievo indio. Pero cuando la India que renace de esta pesadilla busque sus raíces culturales y su antiguo esplendor, siempre evocará este modelo digno de imitación o, lo que es lo mismo, esta India Clásica. Aunque la cultura Gupta funcionó en India y en todo el Sudeste Asiático como un inagotable manantial del pensamiento humano, al igual que la cultura greco-romana en Occidente, el término Clásico debe aplicarse en su significado original de modelo o paradigma, sin que ello suponga ninguna referencia directa al mundo clásico occidental.
Gupta significa algo más que una mera localización temporal y espacial. Desde el punto de vista artístico indio supone el máximo grado de belleza, la culminación del arte budista y la virtualidad del arte hindú.
Los palacios Gupta alojaban a todos los autores célebres del momento, por lo que las principales ciudades se convirtieron en centros de irradiación cultural, y no había una sola corte que no se preciara de su biblioteca y de sus talleres artísticos. Guiados por su espíritu clasicista, mandaron analizar y catalogar los textos antiguos, además de recopilar y completar todas las colecciones literarias. A este fervor intelectual debemos la conservación de las letras indias hasta nuestros días; posiblemente no haya habido otro florecimiento tan espectacular del sánscrito como con los Gupta; el sánscrito se convierte ahora en el idioma oficial, no sólo dentro de India sino en todas las cortes indianizadas de Asia. En sánscrito se cultivan los nuevos géneros literarios del teatro y el cuento, de gran repercusión hasta la actualidad. Aunque en la corte Gupta florecieron todas las artes, el auge más importante fue el literario, que cubre el más amplio abanico de géneros existentes en la antigüedad, tanto en prosa como en verso, y cuya mayor evidencia la constituyen las Nueve Joyas Literarias, escritores ilustres entre los que destaca Kalidasa.
También hay que valorar los avances en el campo científico. Las matemáticas alcanzaron su culmen hacia finales del siglo V, cuando Aryabhta inventó el cero y el sistema decimal, y ajustó el valor exacto del número Pi. Cuando los árabes entraron en contacto con la cultura india denominaron a las matemáticas hindisat o arte indio. Es, pues, más que probable que Occidente deba este importante avance científico a la cultura india y a sus transmisores árabes.
Hubo además grandes descubrimientos astronómicos, como el de que la tierra gira alrededor de su propio eje, o el de la explicación de los eclipses de sol y de luna. Y en cuanto a los avances de la química baste decir que en época Gupta se logró fundir la columna o stambha de hierro inoxidable, que tanto asombró a los invasores islámicos que la trasladaron en el siglo XI a Delhi, donde todavía hoy podemos contemplarla en el centro del patio de la vieja mezquita o Quwwat-al-Islam. Los progresos médicos se debieron, entre otros, a Susruta (siglo IV), que difundió la práctica de la disección; los príncipes Gupta donaron sumas cuantiosas para la construcción y mantenimiento de hospitales gratuitos, justificando una vez más la confianza de sus súbditos.